Tuesday, February 12, 2008

Hablo Euclides, y?

Cuando hablamos de Euclides no nos referimos al gran matemático que vivió trescientos años antes de Cristo, aunque por sus posturas pudieran parecer contemporáneos. Hablamos, sin lugar a dudas, y con todo el respeto que nos merece su persona, del histórico dirigente peledeísta que se ha caracterizado siempre por llevar la contraria. La semana pasada leímos con atención sus declaraciones donde respaldaba los juicios de otro legislador de la Era Oprobiosa.

Arremete, nuevamente, contra el Código Procesal Penal. Quienes nos consideramos abanderados de esta pieza jurídica, al margen de tradiciones francesas, sajonas o españolas, no podemos quedarnos callados ante la creciente campaña mediática de las fuerzas conservadoras contra esta calumniada y controversial codificación que supone un avance a grandes pasos para el sistema dominicano.

En las frecuentes e insistentes declaraciones de los detractores del Código de Procedimiento Penal, brillan por su ausencia los razonamientos y argumentos de valor sobre el mismo. Nos enfrentamos a una lucha de un grupo selecto de personajes que, valiéndose de su prestigio, descalifican el nuevo compendio procesal.

Quienes se oponen al CPP se limitan a establecer que nuestros ámbitos institucionales y los auxiliares de la justicia no están preparados técnicamente para cumplir a cabalidad con la normativa y aprovechan su peso político o histórico para despotricar con calificativos jurídicamente neutros como “disparate copiado”.

Quienes interactuamos en el ámbito institucional, no podemos obviar que la función del Derecho y de la ley, es limitar el poder y el abuso de poder. No podemos permitir que los logros de una justicia más democrática y humana queden empañados por falta de tecnificación, presupuesto y mucho menos, por capricho de quienes históricamente se han aprovechado de los privilegios de las legislaciones anteriores y de las componendas del sistema judicial politizado y balaguerista que superamos con la Reforma de 1994.

La nueva normativa procesal impone la legalidad y la legitimidad del proceso. Hoy tenemos que probar las infracciones respetando los derechos fundamentales de los imputados. Atrás quedan las prácticas policiales que permitían a los cuerpos del orden llegar a la obtención de pruebas por todos los medios posibles, legales o ilegales. Atrás queda el tráfico de influencias y la cultura del “tránquenlo”.

Muchos se han sumado a la ola de los sectores retardatarios, movidos por la indefensión ante hechos delictivos reales que día a día sorprenden al ciudadano común en las calles. Pero, ¿Cuál es la relación de estos hechos con el Código? Estudios sociológicos y estadísticas demuestran que el auge de la criminalidad no tiene relación, directa ni tampoco indirecta con la puesta en vigencia del mencionado instrumento jurídico. Sin embargo, algunos personajes de la vieja guardia insisten en mentir, desviando con ello las verdaderas soluciones a la problemática criminal.
Sin lugar a dudas consideramos admirable el legado histórico del Siglo de las Luces al que apelan los paladines de la contrarreforma judicial, mas sin embargo, es impensable que continúen vigentes las prácticas investigativas, técnicas y procesales que se integraron a la legislación francesa en el XIX.

Achacar al Código Procesal Penal las debilidades institucionales de un sistema que nunca ha sido mejor que ahora es una burla a la ciudadanía. Retrasar la inminente y necesaria reforma de los auxiliares del Ministerio Público desviando la atención es el objetivo intrínseco de los anti-CPP. Con esto mantendrían privilegios y los vestigios de la dictadura, de la cual muchos de ellos fueron parte, continuarían intactos.

El avance del Estado de Derecho y de la institucionalidad está por encima de los privilegios de clanes jurídicos y políticos. El desarrollo de la República Dominicana no puede detenerse ante la opinión de algunos “pesos pesados” que al parecer le han tomado prestada la venda de los ojos a la diosa Themis. Peor que ser ciego es no querer ver.

Las maquinaciones para detener y devolver la reforma del sector justicia continúan. Esperemos.

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