Tuesday, February 12, 2008

la otra via y las fuerzas liberales.

La evolución del Estado debe ser entendida como un avance progresivo vectorial. No es posible desligar la historia del accionar político y abstraer de un proceso, que si bien se ve alterado por deficiencias administrativas y de capital humano, ha mantenido un curso positivo.
Importante es, reconocer los aportes de aquellos que promueven la construcción de una vía electoral alternativa en cuestión a la materialización de ese avance, así como a la definición esquemática, ideológica, del sector liberal en República Dominicana.
Si algún vicio ha tenido el avance de ese proceso histórico-político ha sido el punto reconocido como “Frente Patriótico Nacional” que desdibujó las fronteras ideológicas de dos importantes fuerzas políticas que se contraponían en la lucha por el poder. Los socialcristianos, conservadores, que promovían el “bien común” lograron neutralizar la búsqueda de la liberación nacional de los peledeístas.
Tras dicha alianza, que culminó en la materialización del primer período presidencial de Leonel Fernández, los partidos políticos en nuestro país empezaron a flaquear en el terreno de las ideas y los asuntos programáticos fueron relegados a un segundo plano, siendo sustituidos por la búsqueda del poder por el poder.
Este punto traumático en el tiempo desligó las fuerzas liberales de sus antiguos compromisos sociales y redistribuyó las cuotas de poder político, detonando esto en lo que hoy vemos como desencanto ciudadano, dejadez, incongruencia discursiva, clientelismo, voracidad fiscal sin redistribución del ingreso.
Hoy, al hablar de una alternativa electoral propuesta por fuerzas liberales, se nos indica a Eduardo Estrella, un líder de antecedentes y accionar conservador, como eventual candidato de ese encuentro de fuerzas.
Resaltamos esta figura a modo de crítica constructiva. La búsqueda de una alternativa político-electoral debe ir en contraposición de las falencias del sistema de partidos que se pretende suplantar, por tanto, no debemos pecar de la misma falta de norte ideológico de que adolecen los tres partidos hasta hoy mayoritarios.
Una alternativa que pretenda sustituir a dichas fuerzas político-sociales, deberá tener características opuestas. Si bien se trata de promover un movimiento ético que determine un giro en el accionar político subsanando los vestigios del clientelismo y el rentismo, también debemos tener en cuenta que hace falta una consonancia en el sentido, es decir, en el objetivo de los actores.
Los sectores liberales de la República Dominicana deben unirse para pactar un proyecto de nación en negociación con los sectores conservadores. No se trata de ir al Estado en conjunto, pues las propuestas de unos y de otros se verían vulneradas y comprometidas. Hacemos un llamado a la coherencia y a la recomposición ideológica, ambos, elementos sumamente necesarios para construir una República Dominicana próspera.
No somos partidarios de un “arroz con mango” político que emule los vicios de los partidos tradicionales que busca sustituir. Sí queremos una vía alternativa, liberal, progresista, que reúna los sectores más avanzados del espectro político y en alianza con la ciudadanía, promuevan el cambio de rumbo institucional y social de la República Dominicana.

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