Tuesday, February 12, 2008

El ilusionista

El deterioro institucional y la carencia de capital humano en nuestra clase política ha dejado un déficit discursivo en nuestros actores. Sumado a la falta de inversión pública en educación, esta realidad ha convertido el campo de lo público en un circo de mal gusto, donde diferentes personajes se pasean en la carpa demostrando sus destrezas.

Sin embargo, entre todos, uno se resalta por sus dotes de manipulación psíquica. El, con su maquinaria propagandística, encanta a unos y otros con artilugios que aumentan la fe. Lo bueno y lo malo es un espejismo en la lógica que recoge, sincréticamente, algo de todo, no importa qué ni cómo, ni de dónde, si sirve a la causa de seguir "subido en el palo".

El mismo que hace diez años dijo desconocer el pichirrí, hoy invita a sus contendientes a sentarse en un cajón. Todo según el público que asista a la función. El papel varía, según el escenario y el ilusionista saca una carta de su manga, un conejo de su sombrero. Convierte el presupuesto en metro, la violencia en alcohol, los impuestos en crecimiento económico, el dólar alto en competitividad, la pluralidad en falta de respeto y la democracia en reelección.
La ilusión de una República Dominicana de progreso, la vende con profesionalidad y grandilocuencia a ricos y pobres. Todo por seguir "subido en el palo".

El juego de poder se ha convertido en menester del destino, donde los colosos de la Roma Antigua entregan la antorcha a "el elegido", al más destacado alumno de unos y de otros; al representante de los sectores liberales y conservadores, boschista y vinchista, balagueriano y demócrata, al progresista y conchoprimiano, al amigo de la modernidad, del marketing y de la ilusión perdida en el fango de las mentiras electoreras.

¿Realmente ha cambiado la República Dominicana desde agosto del 2004? El ilusionista ha sabido convertir patrullas mixtas de mendigos uniformados en seguridad ciudadana, el clientelismo en asistencia social, el tráfico de influencias en gestión pública, el ejercicio abusivo del poder en capricho ministerial, el irrespeto en silencio, la falta de seriedad en transparencia. ¿Ha logrado el gobierno una sociedad distinta, próspera, progresista, más humana, democrática, moderna, abierta y participativa?

En ocasiones anteriores hemos dicho que el gran error de las democracias latinoamericanas, ha sido su desarrollo en ambientes personalistas, con caudillajes absurdos y preceptos destinistas. Hoy, el ilusionista, nos presenta estos rasgos como señales de consolidación democrática.
Hasta cuándo la magia dominará los senderos de la política dominicana. Hasta dónde permitiremos que se imponga el arte de engañar los sentidos con el propósito de entretener, mientras se vacían las arcas del Estado. Hasta cuándo, los trucos de chistera nos distraerán de la calamidad de la ciudadanía sumida en la miseria. Hasta dónde el espectáculo novelesco nos encantará como serpientes para seguir validando lo inaceptable, justificando lo injusto, respaldando lo reprobable. Abrir los ojos ya es tarea de la juventud dominicana, mientras, él seguirá "subido en el palo".

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