Tuesday, February 12, 2008

La conjura de los necios.

En los últimos días se han producido variadas declaraciones respecto al funcionamiento del sistema judicial. Inflaman sus gargantas en una propaganda repetitiva con miras al descrédito de instituciones o piezas jurídicas que han reflejado señales de avance incuestionable. Fuimos testigos, como parte de esto, de declaraciones de sectores interesados respecto del fracaso de la lucha contra la corrupción, que se le pretende atribuir a los jueces. Asimismo, el mantra asumido por los sectores tradicionales en la descalificación del Código Procesal Penal.
Los jueces, como el Código, se convierten en chivo expiatorio, es decir, elemento de purificación de culpas, que permite desviar la atención de la opinión pública. Se trata de poner nombre a un problema que responde a una componenda de los sectores que pretenden mantener el statu quo y los privilegios mediante prácticas aberrantes dentro del Estado y en el sector privado. Estos elementos sirven como una estratagema para mantener la impunidad, validos del descrédito de un sector que ha presentado avances importantes en los últimos diez años.
Es cierto que el Código Procesal Penal no representa la panacea a los problemas de criminalidad o corrupción en nuestro país. Sin embargo las constantes declaraciones que establecen que el mismo está ideado para proteger al delincuente y que exhibe mecanismos procesales que permiten al reo evadir la condena, constituyen una burla a los ciudadanos que, oyendo esto de personas con cierto prestigio, lo asumen como cierto sin tener conocimientos jurídicos para lo dicho.
Del mismo modo, cuando se pretende acusar a los jueces de no juzgar como se debe en distintos casos de corrupción se incurre en la misma canallada. Sectores políticos y económicos componen una vía para exculparse de la creciente y visible impunidad que campea en las arenas de lo público.
La judicatura dominicana, que sin duda cuenta con individuos corrompidos, como todo organismo que requiere de capital humano, tiene cosas positivas y negativas, se convierte en un blanco fácil, por su tradicional indefensión y parquedad. Los actores que señalábamos arremeten contra los jueces por el silencio, por el carácter y envestidura de los mismos.
El Poder Judicial, es sin duda el sector del Estado que mayores avances y mejorías ha presentado en los últimos diez años. Ha demostrado independencia de los demás poderes y cada vez son menores los vestigios de los años oprobiosos de la justicia politizada y parcial. Se ha visto cómo se ha separado de sus cargos por corrupción un número significativo de funcionarios del tren judicial y cómo cada día la administración de la justicia avanza hacia la eficiencia y la institucionalidad.
Sin embargo, desde varios frentes se busca detener dicho avance. Apelan al retroceso en los avances del sector, en materia legislativa, con el constante vapuleo de las codificaciones que buscan modernizar y eficientizar el sistema, así como limitando el presupuesto del Poder Judicial y en los últimos días los constantes ataques ante casos de magistrados que se ven obligados a descargar mal-acusados.
La justicia dominicana ha demostrado sus avances, los exhibe a la ciudadanía ofreciendo eficiencia, modernidad y transparencia en la administración. Los tribunales trabajan con rapidez y ajenos a intereses político-partidarios. Al parecer el clásico de la sátira, Jonathan Swift, ha tenido razón al sellar en su obra la frase que da título a estas cuartillas. Cuando un verdadero avance aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él.

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