No son para siempre
Después de tantos años en que el Partido Revolucionario Dominicano, dominado por el proyecto político de Hipólito Mejía, no sólo ha demostrado que no ha sido capaz de ofrecer respuestas a los problemas de la gente, sino que los ha incrementado, primero desde el Ejecutivo y luego en una oposición sin dirección ni sentido, vemos el resultado del proceso electoral.La premisa de que la política debe ser, nuevamente, una herramienta útil para construir una sociedad más justa y más libre, debe ser retomada por las nuevas autoridades electas, como ha sido erigida por el Partido Revolucionario Social Demócrata que tuvo una participación importante en el reciente proceso electoral, con tan sólo un año de formado.
Los ciudadanos viven una realidad esperanzadora tras una fecha que tiene mucha significación para el inicio de una etapa, que de ser aprovechada, podría dar un giro al accionar político y dar paso a una transformación institucional que desemboque en el cambio social que necesita la República Dominicana. La victoria electoral del PLD, lamentablemente clientelista y derrochadora, constituye un compromiso serio con la ciudadanía.
El Partido de la Liberación Dominicana tiene un reto: hacer de sus programas un pacto con la ciudadanía, convertir su realidad estructural y casarse con la gloria, o caer en el abismo en que se encuentra el partido que le antecedió, que sacrificó una cita con la historia al utilizar la mayoría en el Congreso y los Ayuntamientos para mantenerse en el poder empleando medios y formas desventuradas y burdas.
En el discurso de clausura del 36° Congreso del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero animaba a los socialistas españoles a no caer en la autocomplacencia, a tener en cuenta que ¨las victorias electorales no son para siempre¨ y que hay que saber utilizarlas en beneficio de la sociedad. Los invitaba a hacerse partícipes de una nueva etapa que iniciaba en España. Hoy, me gustaría ver al Presidente Fernández llamando a sus partidarios a mantener la cordura y la moderación y asumir su victoria como un compromiso con la gente, con la construcción de una República Dominicana más decente. ¿Será posible?
Abrir una nueva etapa, con una mayoría indiscutible en el Congreso y una popularidad en ascenso es un paso para la institucionalización del país y para hacer del discurso acciones concretas. Antepongamos los cambios estructurales a los cambios solapados. Veamos más allá de la ruta del metro. El PLD tiene la oportunidad de escribir una nueva página en la historia dominicana o echar a perder la democracia. Ustedes eligen.
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