Sunday, November 20, 2005

En la cima de la cumbre

Pocos dominicanos conocen la trayectoria de muchos de nuestros líderes que prefirieron un modesto matrimonio con el honor y divorciarse de la gloria y la opulencia. Nuestra memoria tiene poco espacio para hombres y mujeres que sacrificaron su fortuna y su poder por decisiones que favorecerían a su país.

Este artículo no busca ser una copia de aquel libro que hiciera a John F. Kennedy merecedor del Pullitzer, la obra “Perfiles de coraje”. Tampoco busca ser un grito de reivindicación del sitio histórico que merecen algunos personajes que son olvidados por nuestros historiadores, aunque haga falta. Busca ser una chispa que encienda la curiosidad del lector para descubrir la vida de Francisco Gregorio Billini, un hombre que podríamos llamar el precursor de la libertad de prensa en República Dominicana.

Tras el primer gobierno de Ulises Hereaux (Lilís), cuando éste preparaba el camino para su régimen dictatorial, luego de haber roto relaciones con su maestro y protector Gregorio Luperón, Hereaux, planeó unas elecciones fraudulentas donde presentó a Francisco Gregorio Billini como candidato a Presidente, a Woss y Gil como vicepresidente. Para sorpresa suya, el futuro dictador no pudo controlar al nuevo Presidente.

Billini, desde muy joven, participó en la vida pública junto a Ulises Francisco Espaillat, otro lider liberal de su estatura moral y decoro. Al momento de ocupar el solio presidencial continuó las políticas democráticas del primer gobierno de Hereaux, respetando las libertades públicas y promoviendo el desarrollo del país.

Al momento en que “Lilís” quiso dirigirlo y manipularlo para que persiguiera a Cesáreo Guillermo y silenciara la prensa, crítica e independiente, que él llamara “el cuarto poder”, Billini prefirió abandonar el poder y renunciar a la Presidencia de la República. Todavía se escucha el eco de sus palabras: “Mis adversarios piensan que desciendo, yo siento que estoy de pie en la cima de la cumbre”.

Las pasiones políticas le convierten en guerrillero. Pero al calmar sus bríos de hombre cívico, se dedicó a la causa literaria, donde nos deja grandes legados como la obra Flor del Ozama y Engracia y Antoñita, por citar dos.

Para un país tener confianza en sí mismo y llevar adelante proyectos viables, necesita tener ejemplos, patrones que demuestren que es posible hacer bien las cosas. Nuestro país no puede estar condenado a la oscuridad por la miopía, muchas veces intencionada, de quienes escriben la historia.

La juventud dominicana necesita conocer los ciudadanos que hicieron algo por cambiar el rumbo de su historia. Francisco Gregorio Billini fue un ser humano digno que prefirió ser leal a sus principios antes que doblegarse por los privilegios del poder. Nuestro país es una fuente de hombres y mujeres de honor que han sido olvidados por la historia. No podremos superar el presente si no conocemos el pasado. Sólo así seremos capaces de construir un mejor futuro. Construyámoslo!

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